La dependencia es el estado permanente de una persona que necesita ayuda de otras personas para realizar las actividades básicas de la vida diaria.
La dependencia puede afectar a personas de cualquier edad, género, origen étnico o nivel socioeconómico.
Sí, los niños pequeños con trastornos del espectro autista (TEA) o trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), así como otros trastornos que afecten su capacidad para realizar las actividades básicas de la vida diaria, también pueden optar a la Ley de Dependencia.
De hecho, es importante que estos niños reciban la atención y el cuidado adecuados para poder desarrollarse de forma plena y satisfactoria. La Ley de Dependencia reconoce esta necesidad y establece medidas y servicios específicos para garantizar que estos niños reciban el apoyo y la atención necesarios para su desarrollo.
Es importante destacar que el proceso de valoración de la situación de dependencia en niños es diferente al proceso de valoración en adultos, ya que se toman en cuenta aspectos específicos relacionados con su edad y desarrollo. Por ello, es recomendable que los padres o tutores de los niños en situación de dependencia se informen adecuadamente sobre los requisitos y procedimientos necesarios para optar a los servicios y prestaciones establecidos por la ley en su comunidad autónoma.
Solicitar el grado de dependencia y acceder a los servicios y prestaciones establecidos por la Ley de Dependencia es un proceso que puede parecer complicado, pero siguiendo unos pasos claros, es posible hacerlo de manera fácil.
Una vez que se ha realizado la valoración de dependencia, el siguiente paso es la elaboración del Programa Individual de Atención (PIA). Este documento es clave, ya que en él se establece la modalidad de intervención más adecuada para la persona, ya sea un servicio específico o una prestación económica, según sus necesidades y siempre que cumpla con los requisitos específicos del servicio o prestación solicitada.